Reflexiones de un cuaderno de artista…
Hoy, 2 de Septiembre del 2017, se cumplen dos años desde que Aylan Kurdi apareció muerto en la costa.
La historia de su viaje comenzaba cuando su padre Abdula Kurdi, fue descubierto varias veces por guardacostas turcos y perdiendo miles de euros en manos de las mafias de Estambul. Decidió en un último intento desesperado, llevar a su familia fuera del lugar hostil donde vivían. Permaneció escondido toda la noche junto a su mujer y sus hijos Galib y Aylan, con el objetivo de embarcar en dos lanchas. Éstas, prácticamente de juguete, eran la inversión de sus últimos ahorros. Alrededor de veinticinco personas salieron a mar abierto.
A las pocas horas las lanchas se llenaron de agua y se hundieron. Lo último que recuerda Abdula es como Aylan se les escapa de las manos.
Esta dramática historia es una entre miles, con la única diferencia de que, en este caso, la foto de Nilufer Demir, recogía el momento en que Aylan aparecía muerto, en la misma orilla de donde habían partido. En pocas horas la vuelta al mundo.
Lo más trágico de esta historia es, que dos años más tarde son miles de personas las que han muerto y que la crisis de refugiados continua. Toda medida tomada por responsables políticos ha sido un fraude.
Esta imagen impactó en mi retina, no podía sacarla de mi cabeza. Entonces me encontraba desarrollando mi serie «Refugees» que actualmente sigue en proceso. A veces sueño con despertarme y que todo esto hubiera acabado… cerraría la serie y buscaría otro tema que me obsesionara tanto.
Decidí entonces dedicarle una pieza en mi serie, mediante un proceso de transfer, dibujo y pintura plasmé la rabia y la tristeza que esa imagen me transmitía, mientras que criticaba una vez más el circo en el que vivimos.
Lo que nunca imaginé mientras desarrollaba esa obra es que llegaría tan lejos.
En noviembre de 2015 gané el Certamen de Jóvenes Creadores gracias a la obra clave «Wrong Direction» de mi serie «Regugees», y más tarde fue seleccionada para representar Salamanca en Europa en la Bienal de Jóvenes Creadores del Mediterráneo, con esa misma pieza.
Cuando me comunicaron que había sido seleccionada y que viajaría a Tirana (Albania ) con mi obra lo tuve claro; lucharía por llevar la pieza de «Disneymad World» en la cual Aylan era el protagonista, además de otra obra que recoge una vez más, el drama del Mediterráneo.
Lo conseguí, los tres cuadros fueron puestos en un andamio de manera imponente en el Museo Nacional Histórico de Tirana, y lo mejor fue la repercusión. Fueron muchas las personas, de distintas nacionalidades, que reflexionaban ante mi obra y compartían la necesidad de tener que hacer sonar este drama, en todas las partes del mundo.
Hoy, mi pequeño homenaje a Aylan, está entre estas líneas, pidiendo, que pronto pueda cerrar esta serie porque no tenga nada más que contar.
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